jueves, 2 de agosto de 2012

Sueños lúcidos

Papá soñó más de una vez que está en un circuito de Fórmula 1, en el sector de boxes. Al lado está el auto de un piloto, no sé si Raikkonen o Vettel, y el tipo lo invita a dar una vuelta.  El sueño siempre termina igual: cuando está por subirse al auto o cuando acaba de sentarse, se despierta. Nunca llega a arrancar.

Miles de veces me frusté con sueños increíbles, que me solucionaban la vida, y que al despertarme descubrí que nunca habían sucedido. También me enojé con otros que se cortaban en el mejor momento. Empezaban a borronearse, a fallar, y por más que tratara de hacer que volvieran a funcionar, se diluían en la nada. Poco a poco pierdo mis poderes mágicos, empiezo a tener problemas para volar, y listo. Se terminó.

Tenemos sueños geniales, sueños horribles, sueños recurrentes, sueños rarísimos. Lo que nos fascina y nos extraña al mismo tiempo es que no podemos controlarlos. Aún cuando a veces sabemos que es un sueño, lo que va a pasar a continuación se nos escapa. Somos al mismo tiempo emisores y receptores de nuestros sueños. Hay una parte de nosotros que crea la historia, y otra parte que la vive y se sorprende.


El famoso psicoanalista Sigmund Freud enumeró las tres heridas narcisistas de la humanidad, algo así como los tres descubrimientos que golpearon el orgullo del ser humano. La primera herida, la cosmológica, fue la teoría copernicana: nos dimos cuenta de que la Tierra no era el centro del universo. La segunda, la biológica, fue la teoría de la evolución de Darwin, que nos mostró que descendíamos del mono y que habíamos evolucionado como cualquier otro animal.

Y la tercera y definitiva afrenta fue la psicológica: el psicoanálisis demostró que no somos dueños de nosotros mismos. El inconsciente es esa parte de nuestra mente que no podemos conocer, que escapa de nuestro control. El hombre no es amo ni siquiera en su propia casa.

Esta era la idea general que yo tenía sobre los sueños, y no me parecía ni bien ni mal: eran lo que eran. Pero el otro día encontré un post de 9gag.com que hablaba sobre los sueños lúcidos y cómo controlarlos.  Suena tentador. Volar, conocer otros mundos, tener superpoderes. Funciona más o menos así: el primer paso es convencer al cerebro de que es una prioridad que recordemos nuestros sueños, por lo que es bueno tener papel y lápiz en la mesa de luz y anotar lo que recordemos al despertar, aunque sólo sean una o dos palabras (al mejor estilo Ricardo Darín en "El Secreto de sus Ojos").


El siguiente paso es volverse capaz de darse cuenta de que estamos soñando. Es decir, adquirir la capacidad de estar consciente dentro del sueño. Para esto hay que volverse medio paranoico y preguntarse "¿Esto es real? ¿Estoy soñando?". Existen "pruebas de realidad", objetos cotidianos que nunca funcionan normalmente cuando soñamos (relojes, libros, nuestras manos). Hay que volverlos un hábito en la vida real para que también se vuelvan un hábito en los sueños.

El paso final es estar soñando, aplicar uno de estos chequeos de realidad y darse cuenta de que es un sueño.   A partir de ahí, podés vivir la historia que quieras. Según el post de 9gag.com los sueños no pueden controlarse inmediatamente, sino que requieren por lo menos dos semanas de práctica.

No sé si los sueños lúcidos funcionan, pero creo que no me gustaría probarlos. Para empezar, requiere bastante esfuerzo en la vida real. ¿Y cómo saber si voy a poder descansar mientras duermo? ¿No se supone que es el momento en que tendría que dejar que la mente se desconecte? Y por otro lado, está el tema psicológico. ¿Por dónde canalizamos los miedos, los deseos reprimidos, todo lo que vive en el inconsciente, si no es a través de los sueños? No sé si eso representaría menos o, al contrario, más trabajo para los psicoanalistas.


Las teorías sobre el control de sueños y los sueños lúcidos están dando vueltas por la web y hay gente que jura que funcionan. Decidan ustedes: escribir el libreto de lo que soñamos puede ser muy interesante, pero  creo que para eso existen las fantasías que tenemos despiertos. Me dirán que el sueño parece mucho más real, pero justamente es porque no sabemos que es un sueño. Yo prefiero descansar tranquila todas las noches y dejar que me sorprenda, para bien o para mal, esa parte de mí que no conozco.

4 comentarios:

  1. te felicito, tu trabajo me parece de gran calidad!Con Afecto!
    V.H.Morales

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  2. Lo mejor es soñar despierto y pelear por cumplir ese sueño...

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  3. A mí me causa gracia cuando mi sueño trata de las últimas cosas que estuve pensando despierto y se juntan todas de la nada, como por ejemplo cuando soñé que Nau se mandaba por correo a New York porque no podía comprar dólares, pero quería ver al monstruo ese. O mucho más útil, cuando me duermo pensando en un ejercicio que no me salió o en un problema que tengo, y de la nada sueño con eso y me despierto con la solución. Viva el rock

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  4. A mí si no me salen los problemas en la vida real, menos en un sueño como lo hace Martu ! Pero él es muy genial así como vos Mary Jane que siempre nos deleitás con tus artículos :)
    yo quiero acotar tres cosas:
    La primera que muchas veces me doy cuenta que estoy soñando y es muy copado porque hago lo que quiero! Vuelo, corro muuy rápido, soy todo lo másss mejor !
    La segunda que cuando leí esto me acordé de una película que se llama "Soñando despierto". Muy relacionada con los sueños, a mí me gustó mucho (tip extra: trabaja Gael García Bernal :O )
    Y la tercer cosa ya me la olvidé de hablar tantas pavadas.
    Saludos y gatitos varios ,Mary janeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

    Atte. Flowr.

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