martes, 27 de marzo de 2012

De los pelos

Hoy confirmé que amo a mi peluquera. Me corta el pelo justo como quiero con mínimas indicaciones, siempre sabe qué es lo que me va a quedar mejor y, dato clave, entiende el concepto de "sólo las puntas". Las mujeres solemos tener una relación de amor/odio con la peluquería porque la mayor parte de las veces nos pasan dos cosas: una, lo que nos hacen no es lo que queríamos; y dos, nos hacen lo que queríamos pero nos queda mal. 

Mientras me acomoda el flequillo, mi peluquera siempre repite que el corte que elija es súper importante porque "es la carta de presentación, es lo primero que te ven". Dicen que las mujeres nos vestimos para las otras mujeres, y creo que en el caso del pelo vale la misma afirmación. Los hombres casi nunca se dan cuenta de que te lo cortaste. En cambio, más de una vez he evaluado peinados ajenos y pensado "cómo me gustaría tener el pelo de aquella", o al revés: "menos mal que no tengo el pelo de esa otra".


En la actualidad el peinado depende principalmente de la combinación entre la moda y la individualidad. No sé si por la forma de la cara o por la actitud al llevarlo, pero hay cortes que le quedan muy bien a ciertas personas y muy mal a otras. El pelo influye mucho en el autoestima, y en otras épocas también servía para marcar el status social. En la antiguedad, los esclavos, los criminales y los prisioneros de guerra solían llevar el cabello bien corto para señalar que pertenecían a una clase inferior. Esta práctica también se utilizó en los campos de concentración nazis durante el Holocausto.

Ya en el Antiguo Egipto, hace unos 3.500 años, las pelucas eran clave para señalar el rango político del Faraón, y muchas veces eran rociadas con polvo de oro. Unos 2.800 años atrás, los celtas usaban el cabello largo para simbolizar la fuerza masculina y la fertilidad femenina. Por eso, una de las primeras medidas que tomó el Imperio Romano después de conquistarlos fue ordenar que todos llevaran el pelo corto. Los griegos usaban el cabello rizado por moda y para representar la turbulencia, el cambio, la libertad y el disfrute de la vida.


Existen varios mitos e historias relacionadas con el pelo. Se dice que la reina egipcia Berenice II, que era de descendencia griega, le ofreció su cabellera a Afrodita para que su marido regresara victorioso del campo de batalla. Pero un sacerdote se sintió ofendido porque la reina había acudido a una diosa extranjera, y robó los cabellos del templo. Para evitar un conflicto, el astrónomo de la corte dijo que Afrodita había aceptado la ofrenda y se había llevado la cabellera al cielo para convertirla en una constelación, hoy llamada "Coma Berenices" o "La Diadema".

La mitología nórdica dice que Sif, la esposa de Thor, tenía una larga y hermosa cabellera dorada, un símbolo de poder muy importante para aquella tradición. Pero Loki, el dios de los ladrones, la cortó y se la llevó. Ante la ira desencadenada de Thor, Loki acudió a los duendes para que tejieran unos cabellos nuevos hechos de hilos de oro puro, aún más largos y mejores que los originales, y así calmó la ira de los dioses.


Dentro de los cuentos tradicionales de Occidente está la historia de Rapunzel, escrita por los hermanos Grimm a comienzos del siglo XIX. La princesa vivía encerrada en un torre altísima, de la que fue rescatada por un príncipe que usó sus largos cabellos como ayuda para trepar las paredes. La historia cambia según las diferentes versiones, y en algunas se afirma que el pelo de Rapunzel tenía poderes mágicos.

Hasta el día de hoy el peinado sigue siendo algo muy personal, capaz de expresar rebeldía, seriedad o elegancia. Heredamos de distintas culturas la idea de que agarrar a una persona del pelo es un símbolo de agresión, de dominación y de falta de respeto (¿quién no usó alguna vez la expresión "tomar el pelo"?). Cada vez que nos cortamos el cabello estamos diciendo algo. Tal vez por eso las mujeres sufrimos tanto cuando los peluqueros no entienden el mensaje.


2 comentarios:

  1. Aporte: pelo largo en hombres.
    En la actualidad, llevar el pelo largo hace que tu desempeño sea peor. No importa en qué área. Ejemplos sobran. Sin ir más lejos, Messi era una promesa hasta que se cortó el pelo. En ese momento, Guardiola le dio la 10, relegó a Ronaldinho y L10NEL se convirtió en el mejor jugador del mundo. El arquero de la selección argentina, Sergio Romero, elevó su nivel cuando cambió su cola de caballo por su corte prolijo actual. Juan Martín Del Potro ganó 4 títulos al hilo en 2010 cuando cambió su horrible peinado por el corte que tiene ahora, lo cuál lo catapultó al top ten y posteriormente a ser campeón del US OPEN. Martín Demichelis pasó de ser un gran defensor y el futuro reemplazante del ratón Ayala a ser la escoria de los defensores por su pelo largo.
    Así hay muchísimos ejemplos. En la vida cotidiana podés encontrar muchos. Cito los deportivos porque son mucho más comprobables.
    Espero que haya enriquecido el artículo.

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    1. Es interesante, es como un efecto Sansón pero al revés.

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