sábado, 24 de marzo de 2012

Nunca más

Es difícil escribir sobre el 24 de marzo sin que suene a cliché, a frase hecha, a palabras huecas. Sobre todo porque hay cientos de personas que lo hicieron antes que yo, y lo hicieron tan bien, que estoy destinada a decir lo mismo y, encima, con menos gracia y menos belleza. Sólo voy a rescatar dos ideas:

Primero, 84 periodistas continúan desaparecidos y 17 fueron asesinados. Entre ellos hay gente que siento muy cercana. Uno es Ricardo Emir Aiub, de Coronel Dorrego como yo, y compañero de mi facultad. Otros son emblemas que recordamos todos los días en las aulas, como Paco Urondo, Haroldo Conti, Héctor Oesterheld y Rodolfo Walsh. Ellos son parte de la herencia de esta generación de periodistas y un recordatorio de lo que hace noble y grande a la profesión.

Segundo, y relacionado con lo anterior, la dictadura militar secuestró, torturó, asesinó y desapareció a 30.000 personas y se apropió de 500 bebés. Es estúpido creer que matando a la gente se matan las ideas. Hoy todo lo que ellos quisieron borrar está más vivo que nunca y llena las calles, las universidades, los colegios, los sindicatos y los partidos políticos. Nos faltan miles de compañeros, una generación completa,  pero a pesar de todo el horror no pudieron derrotarnos.

No hay mucho más que agregar. Simplemente decir que acompaño la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia y la lucha de HIJOS, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Nunca más.


"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copia a sus amigos; nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad". 

Rodolfo Walsh


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