jueves, 8 de marzo de 2012

Día de la Mujer: Queremos flores

En un principio, fuimos diosas. Fuimos las madres del mundo. Fuimos la sabiduría, la belleza, la naturaleza, la justicia, la fertilidad. Fuimos creadoras de vida. Fuimos el origen de la tierra.  Tuvimos templos sólo para nosotras. Tuvimos adoradores y sacerdotisas. Tuvimos hombres y pueblos enteros arrodillados a nuestros pies. Tuvimos el poder, la reverencia y el respeto.

Después nos señalaron con el dedo. Nos acusaron por perder el paraíso. Destruyeron nuestros altares y nuestros templos. Nos quitaron nuestro pedestal. Nos dijeron que éramos menos. Que no podíamos decidir. Que debíamos quedarnos en casa. Los hombres controlarían el mundo; los dioses dominarían el panteón.


Los antiguos dioses concentraron su poder en uno solo. Ni siquiera hay una diosa a su lado. Tampoco sus sacerdotes tienen mujeres. Los llevaríamos por el camino de la tentación y el pecado, dijeron, y así no podrían conducir a su pueblo, no podrían dedicar toda su vida a la religión. Dios no tiene mujer. Dios no tiene descendencia. Dios no necesita una Diosa.

Nos encerraron en sus casas, nos cubrieron con sus velos, nos vendaron los pies. ¿Queremos opinar? No sabemos. ¿Queremos decidir? No podemos. ¿Queremos trabajar? Serán más horas y menos salario. Nos ordenaron que cuidemos a los hijos, que atendamos el hogar, que lavemos la ropa. Que seamos buenas con nuestros esposos porque es nuestra obligación, aunque ellos nos peguen y nos insulten y no se preocupen por nosotras. Las mujeres buenas se callan, bajan la cabeza y siguen con su trabajo.

Pero hoy las diosas que duermen en nosotras se están despertando. Están gritando la rabia de siglos y sacudiendo las cadenas que nos atraparon. Están abriendo caminos nuevos, lentamente y con mucho esfuerzo. Están trepando peldaños, poco a poco, tratando de alcanzar otra vez el altar del que nos expulsaron. 

Hoy es el día de la mujer. Los hombres decidieron darnos un día al año, uno solo, para compensar los cientos de opresión y sufrimiento. Hoy no queremos regalos. Hoy queremos lo que es nuestro por derecho. Queremos ser amadas y celebradas todos los días. Queremos recuperar nuestro lugar de diosas. Queremos que nos llenen de flores.



8 de Marzo

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
¡Qué poco es un sólo día hermanas!
¡Qué poco para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!

De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
toda la atropellada ruta de nuestras vidas
deberían pavimentar de flores para celebrarnos.

Que no nos hagan como la princesa Diana, que no vió ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres.
Nosotras queremos ver y oler las flores.

Queremos flores de los que no se alegraron
cuando nacimos hembras en vez de machos.
Queremos flores de los que nos cortaron el clitoris
y de los que nos vendaron los pies.

Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio
para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina.
Flores, del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos
mientras nuestra madre dormía.

Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
y del que nos corrió cuando se dió cuenta que estábamos embarazadas.
Queremos flores del que nos condenó a muerte
forzándonos a parir a riesgo de nuestras vidas.

Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo;
del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte.

Queremos flores de los que nos quemaron por brujas y nos encerraron por locas.
Flores del que nos pega, del que se emborracha,
del que se bebe irredento el pago de la comida del mes.

Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos,
flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras,
que albergan ponzoñas en su corazón para las de su mismo género.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy, cuanto nos corresponde:
el jardín del que nos expulsaron.


Gioconda Belli

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