martes, 6 de marzo de 2012

Quiero ser periodista

- Quiero ser periodista - dije y no tenía más de cinco años.
- ¡Qué vas a ser periodista, vos! Si en el pueblo nunca vimos uno de cerca - dijo papá.
Tenía razón.
En el pueblo había dos almaceneros, dos panaderos, el del banco, el del ferrocarril, el jefe de correos y las maestras. También estaba él, que era fotógrafo. Había un cura, una puta, muchos chacareros, varios albañiles, un médico. Pero periodistas no había.


La nota se llamaba "Eduardo López, el feo" y la había escrito Osvaldo Bazán. La encontré un día de verano en la contratapa del diario Crítica, hace más de tres años. La leí una, dos, tres veces seguidas, hasta que mi abuela me dijo: "Recortala y llevátela, así la tenés". Esa noche la pegué en la agenda, la marqué con resaltador y le puse un cartelito que decía "¡¡¡GENIAL!!!" con muchos signos de admiración. 

Si un día me piden que enumere notas que me hayan marcado en la profesión, esa va a ser una de las primeras. Para mí el valor indiscutible que tiene es que Osvaldo puso en palabras todo lo que yo no sabía explicar cuando alguien me preguntaba "¿Y por qué periodismo?". Lo que ninguno de mis amigos sabía explicar, tal vez porque nadie sabía entendernos. Me encantó saber que él había pasado por lo mismo que nosotros.

¿Cómo explicarle a alguien por qué querés ser periodista? ¿Cómo hablarle de vocación a la gente que mide el éxito por la plata que ganás, por los programas en los que aparecés, por las notas que publicás? ¿Cómo defender tu elección ante gente que jamás vio un periodista de verdad de cerca y que piensa que estudiar Comunicación Social es una pérdida de tiempo?

Yo siempre supe que quería ser periodista. No sé cuándo me di cuenta por primera vez y tampoco me importa. Ser periodista nació conmigo, es algo que llevo adentro, y dedicarme a cualquier otra cosa sería una contradicción moral absoluta, o como quieran llamarlo. No podría. No me saldría. No sería feliz.

Durante el último año del Polimodal mis amigos hicieron tests vocacionales, fueron a psicólogos, evaluaron miles de opciones. Yo no, pero tampoco me sentí anormal por eso. Creía que apenas encontraran la carrera para ellos iban a saberlo, como yo lo supe. Esa confirmación de que encontraste algo así como el amor de tu vida. Lo que sí me hizo sentir anormal, lo que me enojó y me indignó, fueron las reacciones de los adultos.

Un día que mi mamá fue al colegio a pagar la cuota, hablando de todo un poco la secretaria le dijo, totalmente apenada: "Ay, qué desperdicio que tu hija estudie periodismo". Mamá la miró y puso cara de que no había escuchado bien. "¿Perdón? ¿Por qué 'qué desperdicio'?". La secretaria se lamentó: "Es que es una chica tan inteligente, tan capaz, podría trabajar en la NASA (?) o ser ingeniera o algo así. Qué pena que sólo quiera ser periodista". Mamá se indignó ante la boludez del argumento. "Pero ella no quiere trabajar en la NASA", contestó, "ella quiere ser periodista".

Mis amigos querían ser abogados, médicos, psicólogos, psicopedagogos, profesores, abogados.  Si decís que querés estudiar cualquiera de esas carreras la gente te felicita instantáneamente. Nadie le pregunta a un estudiante de Arquitectura por qué quiere ser arquitecto, o si lo hace es esperando una respuesta filosófica del estilo "quiero aportar algo a la sociedad", o "quiero dejar algo que perdure", o lo que sea. Esa persona va a ser exitosa en la vida automáticamente, porque va a ser arquitecto.

En cambio, cuando te preguntan por qué querés ser periodista lo hacen tratando de descifrar uno de los grandes misterios de la humanidad, porque realmente no entienden cómo carajo alguien puede querer eso para su vida. "Te vas a morir de hambre", "Uh, pero no vas a encontrar laburo en ningún lado", "¿Periodismo? ¡Para qué, si todos los periodistas son un desastre!", "Mejor estudiá algo que te sirva". Para ellos, ser exitoso es ser Magdalena o Víctor Hugo. Si no, fracasaste en la profesión.

Hace rato que dejé de tratar de explicarle a la gente por qué quiero ser periodista. Ya no me sorprende la cara de "no sé qué cara poner" cada vez que digo que estudio Comunicación Social. Yo quiero ser feliz, y quiero levantarme todos los días sabiendo que hago lo que más me gusta en el mundo. Esta semana voy a volver a hacer radio, y la emoción y la ansiedad que tengo no se compara con nada. Yo quiero sentir eso toda la vida.

Espero que cada una de las personas que piensa que estoy desperdiciando mi talento sienta lo mismo que yo cuando se despierta. Así experimentan la vocación de primera mano, aunque no puedan entenderla en los demás. Yo soy periodista. Y punto. Lo demás no importa nada.


6 comentarios:

  1. Que lindo María me alegro tanto de tu certeza y me emociona se me viene a la mente cuando eras tan chiquita y salíamos a pasear con tu mamá y vos en el carrito.... Besos de Nosotros Silvia y Sergio Amantea

    ResponderEliminar
  2. Que lindo es leer una nota linda.
    Que lindo si la escribió alguien a quien querés.
    Más lindo si te enorgullece y te sentís identificado aunque sea en partes.
    Mucho mas lindo si te das cuenta que empezás a admirar el talento de tu sobrina.
    Que lindo Meri!! me hiciste emocionar guacha!
    P.D.: NO te gustaría ser periodista en la N.A.S.A.????

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si la N.A.S.A. me llama y le regala un viaje en transbordador a papá, capaz que arreglamos. Gracias por la buena onda y el cariño tío!

      Eliminar
  3. sin duda alguna lo llevas adentro! se nota que tenes vocación para esto. Parezco la presidenta del fanclub jajaj

    ResponderEliminar